El siglo XX marcó un hito extraordinario en la aproximación del ser humano a sí mismo, facilitando el bienestar dentro de un marco social y económico complejo. Aunque el establecimiento de un modelo económico predominante requirió conflictos como las guerras mundiales, y los países necesitaron organizarse para mantener el orden y la disciplina territorial, las artes no quedaron al margen de este intenso período de la humanidad. En particular, la música del siglo XX se entrelazó con cambios sociales, políticos y económicos significativos.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, la música, a pesar de las adversidades, encontró un espacio vital en la vida cotidiana de las personas alrededor del planeta. Este período también vio la expansión de los sistemas de comunicación; la radio se consolidó como un medio esencial, mientras que el cine continuó siendo un canal influyente para moldear modelos de pensamiento. Además, la aparición de la televisión revolucionó la forma en que se comunicaban los acontecimientos diarios, ofreciendo una nueva plataforma para el entretenimiento y la información.

La música ha jugado y sigue jugando un papel crucial en el entretenimiento y el bienestar emocional de los individuos. Explorar la incertidumbre en la organización de los sonidos ofrece un acercamiento único a esta forma de arte. En la actualidad, la música no solo es una práctica económica que busca conectar con el público general, sino también una expresión poderosa e indescriptible de sentimientos internos que llena los vacíos existenciales del ser humano, uniendo y cultivando el amor a través de sus melodías.

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